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domingo, 13 de mayo de 2012

HISTORIA DE UN SAQUEO ORGANIZADO- PUELMAPU -

Historia de un saqueo organizado: 
Pasan los años y seguimos denunciando las mismas injusticias...
Por Maxo Morer

Los medios de comunicación, en manos del poder económico, hace tiempo vienen arremetiendo contra todo aquel que se oponga a su modelo de saqueo. Los medios de comunicación son grandes fábricas de consenso social, y de manipulación mediática, deslegitimando los reclamos sociales, criminalizando protestas y acciones populares, ocultando y desconociendo sucesos cometidos por violentos terratenientes, por abuso de autoridad de las instituciones policiales, por atropellos de las empresas multinacionales. Ya sea ignorando estos atropellos, o iniciando campañas mediáticas contra las organizaciones de los pueblos originarios, y de los pueblos en lucha, en toda América Latina. Una muestra del profundo racismo que hay en aquellos que abusando del poder de la palabra tergiversan la información, desinformando a la sociedad.
Desoyendo, asimismo, los reclamos por los pueblos preexistentes a los estados, al relevamiento territorial, el cese de los desalojos (encubiertos o directos), el cese de hostigamiento, de criminalización de las demandas, judicializando la defensa del territorio, con sus reiterados montajes judiciales.
Exigiendo el derecho a la tierra, a la consulta previa, al reconocimiento de la diversidad cultural, por una autodeterminación, por los derechos humanos, por los derechos del niñx, por los derechos de nuestra madre tierra.
Seguiremos denunciando, y seguiremos reclamando en esta justa lucha por la dignidad, la libertad, la solidaridad, la cooperación... no es una lucha de exterminio, de discriminación, de marginación, es una lucha por la Vida contra la muerte organizada.

Maxo Morer
Prensa Libre Pueblos Originarios

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Archivo del blog


Criminalización de la defensa del territorio en Cutral Co - Neuquen - Puel Mapu (argentina)
2008
...Si protagonizan una toma colectiva de tierras se los encarcela porque jueces y políticos consideran que “no es admisible” el ejercicio directo de esos derechos o bajo la acusación de “protesta excesiva” (sic) cuando intentan oponerse a los desalojos de lo que consideran sus tierras por parte de los terratenientes locales...

“Curruhuinca, Juan Carlos – Curruhuinca, Rufino s/ Coacción agravada por empleo de arma de fuego” (Expte. Nº 3383 del año 2008 del Juzgado Correccional de Cutral Co).
En el Expediente N° 3.383 del Juzgado Correccional de Cutral Co se imputó a dos representantes de la Comunidad Huenctru Trawel Leufú por haber “amenazado e intimidado” a empleados de la empresa de Seguridad Sacatuk S.R.L., que había sido contratada por Petrolera Piedra del Águila S.A. con el objeto de hacer valer la concesión para la exploración petrolífera que el Estado otorgó sin consultar, como establece la ley, con la comunidad. No se admitió que los mapuche hubiesen actuado en legítima defensa de sus derechos.


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Mapuce de Neuquén denuncia cómo fueron despojados de sus tierras, que luego pasaron a ser propiedad de una pequeña pero poderosa elite económica cercana al poder.
2010

Neuquen, Rep. Argentina, 23 de abril de 2010.
PRESENTAN PETICIÓN al Dr. Santiago CANTON
Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos- Washington D.C.



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Observatorio de Derechos Humanos de Pueblos Indígenas - ODHPI -

Informe de Situación de los Derechos Humanos 
del Pueblo Mapuce
en La Provincia del Neuquén 
2009-2010

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Confederación Indígena Neuquina
Personería jurídica Nº 360/76 - Puel Mapu
Mail: confederacionmapuce@yahoo.com.ar TE : 0299 443 9958

Informe a Relator Especial de Derecho de los Pueblos Indígenas de ONU
Dr. JAMES ANAYA
Situación en la Provincia del Neuquén


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Contexto General

Pueblos originarios en ARGENTINA

Es un país federal con una población de 40 millones de personas de las que 600.329 son consideradas descendientes o pertenecientes a uno de los pueblos indígenas reconocidos: atacama, ava-guaraní, aymara, calchaquí, chané, charrúa, chorote, chiriguano, chulupí, comechingón, diaguita, guaraní, huarpe, kolla, lule, mapuche, mbyá guaraní, mocovi, nivaclé, omaguaca, ona, pampa, pilaga, querandí, rankulche, tapieté, tehuelche, toba-qom, tonicote, tupí guaraní y wichí [1]. El censo incluye en el apartado de “otros” a los pueblos abaucán, abipón, ansilta, chaná, inca, maimará, minuán, ocloya, olongasta, pituil, pular, sanavirón, sashagan, tape, tilcara, tilián y vilela especificando que no se les ha contabilizado de forma individual debido a la “escasa cantidad de casos muestrales” y considerar que el número total de componentes de estos pueblos es de 3.864 personas. Los mapuche, con una población censada de 113.680, son los más numerosos y en sus dos terceras partes viven en la provincia de Neuquén.
No obstante, las organizaciones indígenas no consideran que sea éste un número creíble no sólo porque critican la metodología empleada para cuantificarles, sino porque en zonas urbanas donde vive gran cantidad de gente indígena la encuesta no pudo realizarse de manera intensiva y porque existen aún en el país muchas personas que disimulan su identidad indígena por temor a ser discriminadas. A buen seguro que tienen razón puesto que un estudio reciente de la Universidad de Buenos Aires establece que el 56% de los argentinos tiene “al menos un ancestro indígena”.
La mayoría de estos pueblos son transfronterizos, habitantes de regiones como el Chaco (a caballo entre Paraguay, Bolivia y Brasil) o la Patagonia (con Chile). Nómadas o sedentarios, cultivadores de tierra o cazadores-recolectores todos ellos se aferran a sus tierras, a su hábitat y luchan por conservarlo y expandirlo sin concebir el mismo como un bien económico, sino como un espacio de vida. Los mapuche, toba y kolla son los más numerosos de entre los censados mientras que los pueblos tapieté y ona son los que cuentan con menos integrantes, en cifra inferior a los 600 cada uno de estos pueblos. El número de lenguas es de 15, agrupadas en 7 familias lingüísticas.
A partir de la década de 1990, coincidiendo con el inicio del cambio en la normativa internacional impulsado por el Convenio 169 de la OIT, se produjeron avances en el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas en Argentina aunque aún no se había adherido formalmente al mismo. El acceso al territorio y puesta en marcha de sistemas de salud y educación interculturales, junto a la implementación de un sistema de consulta previa, libre e informada ante cualquier iniciativa que los afecte son algunos de ellos, así como el derecho a la propiedad y posesión sobre las tierras que tradicionalmente ocupan, al reconocimiento de la personalidad de sus comunidades y a la participación en la gestión de sus recursos naturales. Este proceso se inició a partir de la reforma constitucional de 1994 y la ratificación del Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales de la OIT, en el año 2000, no necesariamente se tradujo en políticas públicas. No se puede decir, por lo tanto, que Argentina esté atravesando una etapa de “revalorización” de los indígenas en el terreno económico o político. En la estructura federal del Estado, el Congreso tiene competencia para dictar las leyes que reglamenten el nivel mínimo de realización efectiva de los derechos de los pueblos indígenas y las provincias, concurrentemente, pueden dictar normas que sostengan una mayor protección. Sin embargo, no es así y en la práctica el reconocimiento de estos derechos es tan bajo que la mayoría de ellos, incluyendo los fundamentales, carecen de reglamentación legislativa.
Las principales decisiones oficiales en donde se hallan comprometidos la supervivencia, la dignidad y el bienestar de los pueblos indígenas son adoptadas por los poderes públicos provinciales legislativo, ejecutivo y judicial con un altísimo nivel de vinculación política, económica e ideológica con los grupos privilegiados beneficiarios de las injusticias históricas cometidas en contra de los pueblos indígenas. Es algo que denunció ya en 2003 el Movimiento Ecuménico de los Derechos Humanos, una institución que desde 1997 se viene significando en el apoyo a las reclamaciones de los pueblos chorote, wichí, guaraníes y qom-toba, y que tenía que ver con la inacción gubernamental y provincial en adecuar la legislación interna al Convenio 169 de la OIT en aspectos clave para los indígenas como los derechos de participación y a la consulta previa en explotaciones mineras, hidroeléctricas y madereras.[2]
La resistencia a incorporar las normas internacionales al derecho interno no se traducía siquiera ni en la cuestión educativa puesto que la escolaridad primaria completa aún a día de hoy es muy baja; menores todavía los resultados en educación secundaria, y son casi inexistentes si se habla de educación superior, por hablar sólo de la cultura y la lengua, la cuestión estrella para la mayoría de los países cuando se refieren a los pueblos indígenas y la protección de sus derechos. Además, a primeros de 2010 el 90% de la población originaria en Argentina no recibía aún clases en su lengua de origen, lo que pone de manifiesto la falta de maestros de los diferentes pueblos y nacionalidades y de cargos docentes para este fin a pesar de las buenas intenciones legislativas a nivel federal.
Los pueblos indígenas han visto cómo se ha ido incorporando, con cuentagotas, alguno de sus derechos al ordenamiento legal. Si como muestra vale un botón, baste señalar lo que viene ocurriendo desde que a finales de 2006 el Congreso promulgó la ley de Emergencia sobre Posesión y Propiedad de las Tierras Comunitarias Indígenas, que generó unas grandes expectativas sobre el reconocimiento de las tierras de los pueblos originarios puesto que suspendió la ejecución de sentencias y actos de desalojo por un lapso de tiempo de cuatro años para realizar una titulación de las tierras indígenas que antes hubiesen sido inscritas como particulares.
Se establecía que el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) era el encargado de hacerlo, de forma conjunta con el Consejo de Participación Indígena. Esta instancia, creada en el año 2004, es un órgano colegiado de 83 representantes, entre titulares y suplentes en representación de cada pueblo originario y provincia, elegidos por las comunidades indígenas. También se creó una Dirección de Pueblos Originarios y Recursos Naturales presidida por un dirigente del pueblo mapuche y un Fondo Especial para la Asistencia de las Comunidades Indígenas por el que se pretendía consolidar la posesión tradicional de las tierras que ocupan comunidades originarias, los programas de regularización dominial (tierra de propiedad plena de la comunidad o del individuo) de tierras fiscales provinciales y nacionales y la gestión de compra de otras tierras aptas y suficientes para el desarrollo humano. Pero todas estas instituciones pronto terminaron convertidas en instancias poco más que decorativas. El INAI no era autónomo dado que las formas de elegir la representatividad indígena se halla en manos del Estado y no de los propios pueblos representados, tal como denunció el Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial en uno de sus últimos informes.[3] La crítica de este organismo de la ONU implicaba que a pesar de que esa instancia se presentaba por el gobierno como un proceso de protagonismo de las comunidades y pueblos indígenas, en realidad era un organismo “intervenido por decisiones externas a los pueblos”. Lo que debería ser el principal espacio de presencia indígena en Argentina, a nivel estatal, quedaba reducido a una instancia cosmética. Y si esto es así en el Estado, no cuesta mucho imaginar que en las provincias, donde se adopta la mayoría de las decisiones relativas a los pueblos originarios, la participación indígena es de similar o inferior nivel o simplemente no existe, tal como ocurre en Neuquén. La situación en esta provincia se abordará más abajo con algunos ejemplos.
Con unas instancias decorativas antes que prácticas la ley de Emergencia sobre Posesión y Propiedad de las Tierras Comunitarias Indígenas fue boicoteada desde el primer momento por los propios gobiernos provinciales, que cedieron a la presión de los grandes grupos oligárquicos ante el temor que el cumplimiento de dicha ley pusiese de manifiesto la apropiación fraudulenta de esas tierras tras el proceso de independencia de la colonia y, de forma especial, a raíz de la campaña militar de ocupación de los territorios indígenas llevada a cabo entre 1879 y 1885. Se dificultaron los procesos de titulación de las tierras reclamadas por las comunidades originarias -ahora en manos de corporaciones y propietarios privados y entidades públicas- y ello llevó a la continuación de los desalojos y la represión contra los movimientos indígenas en todos los ámbitos, privados y oficiales, y en todas las provincias. Había casos que llevaban 20 años en los tribunales y seguían sin resolverse, como era el caso de una reclamación mapuche en Río Negro. Había otros en los que se obstaculizaban, negaban o rechazaban las demandas que se presentaban sobre la propiedad de la tierra indígena. En muchas comunidades se intimidaba, presionaba y perseguía a quienes insistían en sus denuncias o se les iniciaba un procedimiento penal por “usurpación de tierras”. O se llegaba a extremos de verdadero esperpento dentro de la tragedia que suponía para los pueblos indígenas cuando grandes empresas ponían algunas tierras a disposición de los pueblos originarios, como sucedió en 2006 en la provincia de Chubut, para que familias mapuche “desarrollaran sus procesos productivos”. Se vendió como un importante gesto de responsabilidad social por parte de la empresa y tuvo una gran acogida dentro de los medios de comunicación. Lo que sucedía es que esas tierras eran cualquier cosa menos productivas y por ello mismo los mapuche rechazaron tan generosa “donación”.[4]
Muchas de las tierras en litigio se consideraron “fiscales”, es decir, que el gobierno local tenía potestad de decidir a quién se las entregaba y en su mayoría se hizo “a terceros no indígenas”. De nuevo la ley y la trampa con los pueblos originarios. Sin embargo, éstos no cejaron en sus reivindicaciones y fue en una de las provincias, Jujuy, donde los indígenas pudieron ver por vez primera cómo la justicia obligaba al gobierno provincial a entregar un lote de tierras de los territorios ancestrales a los pueblos kolla, atacama, ocloya, omaguaca, quechua, tilián y guaraní al aplicar las disposiciones del Convenio 169 de la OIT. Era un fallo histórico por ser el primero en Argentina que emitía disposiciones generales para hacer efectiva la entrega de las tierras a las comunidades, a quienes reconocía como sujetos de derecho colectivo y como actores fundamentales en el proceso de definición de políticas públicas orientadas a cumplir con el marco jurídico que tutela sus derechos. Se resolvía así un largo pleito en el que las comunidades indígenas no sólo denunciaban el incumplimiento por parte del Estado si no que constataban cómo a través de órganos como el Instituto Jujeño de Colonización y la Dirección de Inmuebles la provincia vulneraba sus derechos al entregar a “terceros no indígenas” tierras en lugares señalados como territorio de las propias comunidades. Hasta ese momento, la provincia de Jujuy sólo había entregado tres títulos de propiedad comunitaria (y habían transcurrido seis años desde la ratificación por Argentina del Convenio 169 de la OIT).
Mientras, continuaba el saqueo de las riquezas naturales de los territorios indígenas. Una de ellas, la madera. La Ley de Bosques Nativos se había aprobado en 2007, pero aún no se había procedido a su reglamentación y ese vacío fue llenado con camiones y camiones de madera puesto que los gobiernos provinciales, como el de Salta, otorgaron casi a mansalva permisos de desmonte en cifras que superaban lo normal, si se entiende por normal el hecho de haberse producido, en el momento de aprobación de la ley a nivel federal, un aumento del 570% en esos permisos.
No era solo la madera. También el petróleo y el gas. Los mapuche denunciaron que se negociaba la extensión de concesiones petrolíferas que afectaban a 14 de sus comunidades y transnacionales como Repsol-YPF y Petrobras lograban prórrogas de hasta 10 años en sus concesiones. Las explotaciones agropecuarias, mineras y forestales crecían a un ritmo vertiginoso, tanto como para que Argentina pudiese presumir de un crecimiento económico que parecía imposible en un país que unos pocos años antes estaba sumido en una crisis económica y financiera desconocida (el llamado “corralito”). Un crecimiento que iba aparejado de altísimos niveles de deforestación (con pérdida del 75% de los bosques nativos originales[5]) y una expansión de la frontera agropecuaria hacia los territorios indígenas, además de la ya consabida acción económica de las empresas extractivas puesto que, según la Secretaría de la Minería de la Nación, el 75% de la superficie de Argentina se encontraba “inexplorada”.
No obstante, y pese a que el nivel organizativo de los indígenas era muy débil a nivel nacional dado que se centraban en la defensa de sus intereses más inmediatos, en los lugares en que viven se lograron acuerdos a nivel de pueblo (Coordinadora de Organizaciones Kollas Autónoma, Confederación Mapuche del Neuquén) que dio fuerza a su reivindicación territorial logrando algunos éxitos parciales y concretos –con Jujuy como ejemplo- que sirvieron para que se pudiese lanzar una nueva ola de denuncias sobre sus territorios. Ello obligó al gobierno federal a aprobar leyes, como la de Emergencia de la Propiedad Comunitaria que ordenaba paralizar los desalojos de comunidades indígenas por un período de 4 años y realizar un “relevamiento” (estudio jurídico-técnico y catastral) de las tierras que tradicionalmente ocupan -con lo que se dejaba fuera las reivindicaciones de territorios ancestrales- durante los tres primeros años de la ley, o la que obligaba a los gobiernos provinciales a poner en marcha las medidas aprobadas y que fue adoptada prácticamente por unanimidad en el Congreso, con sólo 3 votos en contra. El gobierno federal, además, hizo un intento de incentivar la inscripción y reconocimiento de las comunidades indígenas en Argentina, contabilizando en todo el país 550 de las que entre 2007 y agosto de 2008 se habían inscrito 230 legalmente.
El gobierno mostraba buenas intenciones, tal y como testificaban los organismos internacionales tras votar a favor de la DDPI, pero era incapaz de reglamentar la aplicación de las leyes y lograr que se cumplieran por parte de las administraciones intermedias. En 2010 sólo 8 de las 23 provincias se mostraban dispuestas a cumplir los preceptos legales. Un ejemplo es que el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas sólo podía llevar a cabo con cierto grado de compromiso sus proyectos en esas ocho provincias, y eso no sin dificultades puesto que o bien no llegaban los fondos acordados o bien la burocracia retrasaba los proyectos, como ocurrió en Santa Cruz con los pueblos mapuche y tehuelche. Algunos de los pueblos originarios argentinos han llevado sus casos a organismos internacionales, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, pero no han conseguido nada hasta el momento. Por todo ello, el gobierno no ha tenido más remedio que prorrogar hasta el 2013 todas las disposiciones de la ley, en especial la suspensión de desalojos y el programa de delimitación de tierras.
Mucho tiene que ver en lo ocurrido el monocultivo de la soja, una de las principales fuentes de exportación en la Argentina actual. En los últimos catorce años, Argentina ha vivido una expansión sin igual de este cultivo hasta llegar a los 18 millones de hectáreas que son, ni más ni menos, que el 50% del total de las tierras cultivables del país. Esta expansión hacia tierras casi vírgenes provocó enfrentamientos con los pueblos originarios (se calcula que serían unas 42 millones de hectáreas las cubiertas por bosques nativos), lo que llevó al Gobierno federal a aprobar en 2008 la Ley de Bosques.
En virtud de ella, se dictaba una moratoria en la tala y desmonte hasta que cada provincia realizase “de manera participativa” un plan de uso sustentable de los bosques nativos y se facultaba a los gobiernos provinciales no sólo para crear un fondo económico para preservar los bosques nativos, donde se ubican gran parte de los poblados de los indígenas, sino para decidir qué uso se les daba. Con esta ley, enmarcada en la Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas aprobada por la ONU un año antes, debían ser los pueblos indígenas quienes administrasen los recursos de “sus” bosques. Pero ni la ley ni las sentencias judiciales arredraron a los gobiernos provinciales ni a los terratenientes, que continuaron con el desmonte para ampliar el terreno de cultivo de la soja. El caso más llamativo se produjo en la provincia de Salta, una zona donde viven nueve de los pueblos indígenas de Argentina, y en la que se autorizó el desmonte de 400.000 hectáreas de bosque nativo. Los indígenas recurrieron, pero cuando la justicia paralizó el desmonte ya habían sido deforestadas 153.000 hectáreas.
La expansión del cultivo de soja estuvo en el origen del conflicto entre los “ruralistas” y el gobierno argentino durante la última mitad de ese año 2008, sin que los intereses de los pueblos originarios fuesen tenidos en cuenta lo más mínimo.
Y así ocurre también con los territorios indígenas con recursos naturales. Las disposiciones relativas a los recursos, especialmente la legislación de hidrocarburos, el código de minería, y los códigos de aguas y leyes de tierras provinciales, en ningún caso han incorporado los derechos de propiedad, consulta y participación que establecen tanto la Constitución como el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo y los demás tratados internacionales de derechos humanos. La legislación reglamentaria interna, nacional y provincial, carece de la mínima adaptación a dichas normas. Esta omisión legislativa origina numerosos abusos por parte de las empresas extractivas y de los gobiernos provinciales, quienes no se consideran obligados al cumplimiento de las obligaciones internacionales. Es el caso de lo que sucede con la minería o los hidrocarburos. Por ley, son los gobiernos de las provincias quienes tienen la propiedad de esos recursos y, como con el caso de la soja, por esta razón tampoco se ha contado con los intereses de los pueblos indígenas. En provincias como Chubut y Río Negro los gobiernos provinciales facilitaron en 2008 a una transnacional canadiense, Aquiline Resources, el control de 500.000 hectáreas de terreno, en su gran mayoría indígena, para exploración minera y prácticamente gratis puesto que sólo el 3% de los beneficios, si les hubiese, revertirían en la provincia.[6] El poder de los gobiernos provinciales es tal que prácticamente obligaron a la presidenta Cristina Fernández a vetar, en noviembre de ese año, una ley adoptada por amplia mayoría en el parlamento federal que restringía la actividad minera y la perforación petrolera en los glaciares del país y, en concreto, en la cordillera de los Andes donde otra transnacional canadiense, Barrick Gold, impulsa un importante proyecto minero. Los gobernadores habían llamado a la rebelión si la presidenta no vetaba una ley que “amenazaba” sus proyectos de desarrollo y a la que consideraban “excesiva” por prohibir la explotación minera o la perforación petrolera en los glaciares, al dar preeminencia a los aspectos ambientales sobre los económicos.
El caso de los glaciares ponía de manifiesto cómo la sobreexplotación de los recursos naturales ha llevado a la necesidad de buscar nuevos lugares de explotación tanto de minerales como del petróleo y gas. De los primeros -y aprovechando las facilidades otorgadas por el gobierno federal, que permite a las compañías mineras explorar los recursos disponibles en ni más ni menos que 5.000 kilómetros de la cordillera de los Andes, prácticamente toda su extensión- las provincias han comenzado a autorizar empresas mineras en territorios indígenas kolla (en Jujuy) o ampliar la minería del cobre a cielo abierto en la Patagonia y así se ha entrado en conflicto con los mapuche, que llevaron el caso del cobre a los tribunales logrando un momentáneo éxito al paralizar uno de estos proyectos en Neuquén, aunque ello provocó que el parlamento de esta provincia aprobase, con carácter de urgencia, una modificación de la ley que daba vía libre al proyecto estableciendo controles sobre el impacto medioambiental. De los segundos, en algunos lugares se ha obligado a las comunidades a firmar acuerdos con las petroleras, como también ha sucedido en Neuquén.
El caso de esta provincia es significativo de lo que ocurre en Argentina. La constitución de Neuquén –equivalente a lo que en el Estado español serían los estatutos de autonomía- reconoce todos los derechos de los pueblos indígenas que habitan en esta provincia, incluyendo la “personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan” y añadiendo que ”ninguna de ellas será enajenable, ni transmisible, ni susceptible de gravámenes o embargos”, para lo que la provincia “asegurará su participación [de los indígenas]en la gestión de sus recursos naturales y demás intereses que los afecten, y promoverá acciones positivas a su favor”. Pero cuando estos pueblos, como fue el caso mapuche, se acogen a la ley esta, simplemente, se cambia, modifica o “reforma”. De forma muy democrática, eso sí.
Se da la circunstancia de que el nombre de esta provincia es de origen mapuche (Newken), al igual que la mayoría de sus ciudades (Zapala, Añelo, Chos, Cutral Co, Malal son sólo algunas), ríos (Limay, Aluminé, Chimehuin…), lagos (Traful, Meliquina, Curruhue…) y montañas (Domuyo, Cochicó, Palao…). A pesar de ello, la política oficial es “invisibilizar” a los mapuche. Está bien que se refleje su influencia en la historia y en la toponimia de la provincia, pero no que existan físicamente como individuos y, menos aún, como pueblo. Y eso a pesar que se trata de una de las principales provincias del país en orden a la presencia indígena, que llega a ser mayoritaria en algunas zonas concretas de una provincia que tiene una población indígena que supone el 20% del total de sus habitantes y, como se ha dicho al comienzo del relato de este país, en ella residen dos tercios del total de los indígenas mapuche en Argentina.
Neuquén no es más que el exponente, si se quiere el más duro, de lo que ocurre en Argentina con los pueblos indígenas. Si éstos organizan una movilización contra la minería en sus tierras, el gobierno facilita una “contramanifestación” a la que acuden empresarios, trabajadores mineros, profesores y estudiantes de diferentes ingenierías.[7] Si protagonizan una toma colectiva de tierras se los encarcela porque jueces y políticos consideran que “no es admisible” el ejercicio directo de esos derechos o bajo la acusación de “protesta excesiva” (sic) cuando intentan oponerse a los desalojos de lo que consideran sus tierras por parte de los terratenientes locales.[8] A pesar de todo, los mapuche han conseguido recuperar casi la mitad de las 114.000 hectáreas de lo que consideran sus territorios ancestrales.
La contestación indígena ante la generalización de este tipo de situaciones, en forma de movilizaciones duramente reprimidas la mayoría de ellas, llevó a la Confederación Mapuche del Neuquén a tomar dos iniciativas que han puesto en un serio aprieto al gobierno federal y al gobierno provincial. La primera, la creación del Observatorio de Derechos Humanos para los Pueblos Indígenas en 2009 con el objeto de realizar un soporte, en los ámbitos jurídicos y de las ciencias sociales, para el cumplimiento efectivo de los derechos de los pueblos indígenas en la región. En el informe 2009-2010, circunscrito a esta provincia, se documenta la “discriminación institucionalizada” puesto que no existen espacios dedicados exclusivamente a la elaboración de política indígena, ni se han creado áreas específicas para el tratamiento de las problemáticas que afectan a las comunidades indígenas, ni agencias públicas en donde se analicen las políticas que las involucran. Un ejemplo es que el presupuesto provincial no contempla ninguna partida para sostener el funcionamiento de las instituciones propias del pueblo mapuche, ni reservas especiales para atender a la aplicación de pautas diferenciadas para las áreas y reparticiones que traten con sus comunidades.[9] La segunda, la solicitud de intervención de la ONU para frenar los abusos, la discriminación y la criminalización de todos los pueblos originarios en Argentina, no sólo de ellos.[10]
El Relator Especial de la ONU sobre la Situación de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales de los Indígenas tiene que intervenir ante esta solicitud, en la que hay denuncias concretas de discriminación racial y falta de respeto a la identidad cultural mapuche por parte del gobierno de Neuquén así como falta de titulación de territorios comunitarios “con la consecuente ausencia de protección de los derechos territoriales frente a los avances de los apropiadores ilegítimos, las empresas extractivas, las corporaciones turísticas y forestales”. Esto se traduce en que sólo cuatro de las 54 comunidades indígenas de la provincia cuentan con una titulación legal de sus tierras nueve años después de la ratificación por Argentina del Convenio 169 de la OIT y dos tras el voto favorable a la DDPI de la ONU. En el caso de los mapuche, aunque hayan recuperado más o menos la mitad de lo que consideran sus tierras, están en una situación de alegalidad y con procedimientos judiciales de desalojo pendientes de ejecución.
En los umbrales de la celebración del bicentenario de Argentina como estado independiente tanto el gobierno federal como el provincial tenían que reaccionar si no querían que esos fastos que se preparaban quedaran deslucidos por las reivindicaciones indígenas. No habían transcurrido dos semanas desde la interposición de esa denuncia ante la ONU cuando ya se había anunciado la formación de una serie de mesas sectoriales en casi toda la provincia.[11] Un mes después, la Defensora General de la Nación hacía un llamamiento a todos los defensores públicos a “resguardar los derechos de los pueblos originarios y su efectivo acceso a la justicia” al constatar “dificultades respecto del efectivo goce de los derechos humanos y libertades fundamentales sin obstáculos ni discriminación, y también respecto de la igualdad ante la ley”.[12] Si lo que se pretendía con ello era parar la respuesta de la ONU, se falló. El Comité para la para la Eliminación de la Discriminación Racial (CEDR) veía con seria preocupación el hecho de que las provincias, y en concreto Salta, Formosa, Jujuy, Tucumán, Chaco y Neuquén se negasen a implementar las leyes federales que recogen los derechos indígenas sobre el control de los recursos naturales y recomendaba a Argentina frenar los desalojos y asegurar la propiedad comunitaria de estos pueblos. En caso de ser necesario ese desalojo, el CEDR estipulaba una “indemnización adecuada y reubicación en lugares dotados de servicios básicos, como agua potable, electricidad, medios de lavado y saneamiento, y servicios adecuados, entre otros escuelas, centros de atención sanitaria y transportes”,[13] con lo que se ponía de manifiesto que era una situación que no se producía en los desalojos efectuados hasta ese momento.
Es en este contexto en el que se ha iniciado el año 2010, el año del bicentenario de la independencia de la metrópoli española. El movimiento indígena está a la ofensiva y el Estado, a la defensiva. Se ha tenido que paralizar más de una explotación minera (Jujuy), se avanza en un proyecto de ley para transferir tierras de parques nacionales a comunidades mapuche (Neuquén) y se reglamenta la consulta previa a las comunidades. Este ha sido el momento elegido por los pueblos indígenas para establecer alianzas entre ellos (caso de los diaguita, kolla, mapuche y toba) e intentar llegar a acuerdos con los movimientos sociales con la finalidad de avanzar hacia una nueva “refundación” de Argentina que tenga en cuenta la plurinacionalidad y una nueva relación basada en el cumplimiento de la deuda histórica con los pueblos indígenas.
[1] Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Resultados de la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas. www.indec.mecon.ar/webcenso/ECPI/index_ecpi.asp 
[2]Telam  Buenos Aires, 29 de julio de 2003.
[3] CERD. Examen de los informes presentados por los Estados partes de conformidad con el artículo 9 de la Convención. Observaciones finales. Argentina. 16 de marzo de 2010.
[8] En el Expediente N° 3.383 del Juzgado Correccional de Cutral Co se imputó a dos representantes de la Comunidad Huenctru Trawel Leufú por haber “amenazado e intimidado” a empleados de la empresa de Seguridad Sacatuk S.R.L., que había sido contratada por Petrolera Piedra del Águila S.A. con el objeto de hacer valer la concesión para la exploración petrolífera que el Estado otorgó sin consultar, como establece la ley, con la comunidad. No se admitió que los mapuche hubiesen actuado en legítima defensa de sus derechos.
[10] Confederación Indígena Neuquina-Confederación Mapuche de Neuquén. “Discriminación, Desalojos Forzados y criminalización de Pueblos Indígenas en Neuquén, Argentina”. 5 de agosto de 2009.
[13] Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de la ONU. 76º período de sesiones. 15 de febrero a 12 de marzo de 2010. CERD/ C/ARG/CO/19-20

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Acceso a la Justicia de los Pueblos Indígenas


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sábado, 28 de abril de 2012

PUELMAPU: Rechazan pedido de desalojo que amenazaba a unaComunidad Mapuche-Tehuelche NewenTuaiñ Inchiñ, del Paraje Costa de Lepá en la provincia de Chubut.

Sábado 28 de Abril de 2012
La medida intentaba expulsar del territorio que ocupan ancestralmente descendientes del creador de la Bandera Mapuche–Tehuelche.

Integrantes de la Comunidad Mapuche “NEWENTUAIÑ INCHIÑ” del Paraje Costa de Lepá – Chubut, brindaron una conferencia de prensa para dar a conocer la sentencia favorable que obtuvieron en el Juzgado de Ejecución de Esquel a cargo del Dr. Omar Magallanes, en torno a un pedido de desalojo que amenazaba la ocupación ancestral de este territorio ubicado en el paraje Costa de Lepá. La sentencia es del 23 de Marzo de 2012 y se encuentra firme.

En nombre de la comunidad Mapuche “NEWENTUAIÑ INCHIÑ” estuvieron presentes Vicente y Aldo Antieco, hijos de Julio Antieco, quien fuera el creador de la Bandera Mapuche – Tehuelche.

Además estuvieron presentes el abogado Gustavo Macayo y los integrantes del Ministerio de la Defensa Pública, el Dr. Fernando Radziwilowski y la Dra. Delia Susana Perez.

La sentencia favorable a la comunidad fue a raíz de un conflicto de tierras con otro integrante de la familia Antieco, quien les inició un juicio de desalojo que fue rechazado por el Juzgado de Ejecución del Dr. Omar Magallanes.

El Dr. Fernando Radziwilowski, en representación del Ministerio Público de la Defensa, relató que la primera intervención de la Defensoría fue a principios del 2007, cuando el IAC (Instituto Autárquico de Colonización y Fomento Rural) no les reconoce derechos al Lof Antieco, afirmando que invocaban derechos sin demostrar ser reales ocupantes del territorio.

Mas adelante Radziwilowski detalló que luego se interpuso un recurso ante el gobernador de Chubut, quien sin mayores elementos ratificó la resolución del IAC. A consecuencia de esto se solicita la intervención del INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas) quien realiza visitas en el territorio y además se lleva adelante una pericia antropológica y social con profesionales idóneos en la materia, la cual constató la pertenencia del Lof Antieco a la Comunidad Mapuche.

El integrante de la Defensoría, a la hora de analizar la resolución de Magallanes, afirmó que esto es un avance no solo para la comunidad Mapuche de Costa de Lepá sino para todo el pueblo Mapuche, ya que se reconocen los derechos que tienen miembros de una comunidad. Algo que según lo expresado por Radziwilowsky “no se da mucho en Chubut”.

Integrantes de la familia Antieco fueron ocupantes ancestrales de este territorio, ya que se establecieron en Costa de Lepa cerca del año 1890. En este lugar los abuelos de Aldo y Vicente Antieco hicieron una escuela que donaron al estado en el año 1929. Se trata de la histórica Escuela N° 99 de Costa de Lepá.

Además Aldo y Vicente son hijos de Julio Antieco, creador de la Bandera Mapuche Tehuelche.

Si bien esta resolución es un avance en el reconocimiento de los pobladores originarios, hoy el estado reconoce solo en parte y no plenamente los derechos ancestrales de las Comunidades Mapuche.

Fuente: Noticias de Esquel

miércoles, 18 de abril de 2012

PUELMAPU: TRAWUN (Encuentro de la Nación Mapuche) 20 y 21 de abril de 2012, Chubut,


Marimari Pu Peñi
Marimari Pu Lamuen.
Marimari Kompuche.
El próximo viernes 20 y sábado 21 de abril, realizaremos un TRAWUN (Encuentro de la Nación Mapuche) en el refugio del Cerro León (hoy Cerro Azul) en el paraje Bueno Aires Chico Arriba (5 Km del Maitén-Chubut).
El objetivo es reafirmar nuestro derecho territorial, frente al avance de los privados, la multinacionales extractivas, los proyectos gubernamentales de toda índole de manera unilateral e invasiva sobre nuestro Wallmapuche.
No hay consulta previa, no se difunde la información, no existe informe de impacto ambiental. Lejos de respetar convenios internacionales y la propia Constitución, se pretende consumar la construcción de una pista de Esquí, en la ancestral veranada de la comunidad Mapuche CAÑIO.
Sentimos que debemos informar a la población, a nuestros hermanos/as y ejercitar nuestro derecho al control territorial. Queremos hablar porque tenemos algo que decir. Advertimos que la naturaleza es frágil, que son pocos los pequeños arroyos que bajan y sacian la sed nuestra, de nuestros animales y del resto de la especies.
Nuestras palabras no sólo expresan protesta, sino también propuestas. Tenemos muchas preguntas sin respuestas: ¿Por qué no accionan con tanta vehemencia, asedio e invasión en mega-latifundios como Benetton, Grupo Espadone, Lewis u otros tantos que conforman un océano de tierras en la Patagonia?
Finalmente, invitamos a sumarse a este encuentro de reflexión y discusión colectiva, no sólo a quienes se encuentran directamente afectados, si no para todos los que valoren y respeten a nuestra Mapu -Tierra.
Por territorio, justicia, trabajo y libertad.
Marici weu¡¡
Invita: Comunidad Mapuche Cañio
Colectivo Radial Mapuche “Petu Mogeleiñ"
Contactos: Virginio Cañio CEL: 02945-15407803
Mauro Millan: 02945-495240 CEL: 02945.15533970


martes, 10 de abril de 2012

PUELMAPU: Comunidad Mapuche Lonko Purran, en Neuquén, FUE ATACADA por SICARIOS de las EMPRESAS PETROLERAS.

Prensa Libre Pueblos Originarios.


Mensaje de Sergio Vargas
"Fue atacada la familia de mi hermano Martín Maliqueo, de la comunidad mapuche Lonko Purran, en Neuquén. Los sicarios del poder golpearon a su madre de 75 años y atacaron e hirieron a su sobrino de 15 con arma de fuego. La mafia petrolera no descansa, pero que sepa que nosotrxs tampoco. Marichiweu!!!!!!

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Diálogos con Martín Maliqueo de La Comunidad Mapuche Lonko Purran – Neuquén

Noviembre 2006 - Septiembre 2007

-Presentáte y contános un poco qué esta pasando en la comunidad a la que perteneces y cómo se están organizando.

Martín: Soy Martín Maliqueo, pertenezco a la comunidad Mapuche Lonko Purran de la provincia de Neuquén. Nosotros nos consideramos parte activa del pueblo mapuche de Neuquén. Hace seis años que estoy trabajando en la organización de la comunidad, en la resistencia, he sido parte del proceso de estos últimos años en relación a la demanda de derechos que nosotros venimos exigiendo en la provincia hasta la actualidad.

Somos una comunidad que se compone de 18 familias y ocupa un territorio de 24.800 hectáreas. Somos alrededor de 70 personas aproximadamente. Nuestra comunidad está en conflicto hace más de una década por tener empresas multinacionales operando dentro de nuestro territorio. Tenemos a la empresa multinacional Repsol YPF, que ya la teníamos cuando era YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales); tenemos desde hace 6 años a la que en su momento fue la empresa multinacional Pioneer Natural Resources, que es una empresa norteamericana y que a partir del año 2006 vendió sus activos a otra firma con capitales americanos, que cayó a operar en nuestro territorio con el nombre de Apache Corporation.

Dentro del territorio de nuestra comunidad hay alrededor de 250 pozos petroleros y de gas, hay plantas compresoras de gas y baterías, hay oleoductos, gasoductos. Es impresionante la explotación que se había comenzado a hacer, lo digo así porque no se ha logrado avanzar desde que nosotros, como comunidad Mapuche, organizados hemos decidido decirle NO a la explotación petrolera, no a las formas de desarrollo que venían haciendo. Vivimos una realidad donde la gente se calefacciona con leña, se alumbra con lámparas a kerosén teniendo pozos a 150 mts. de las casas, donde se está quemando el gas. Tenemos tendidos eléctricos que pasan a 200 o 300 mt. de las casas y la gente no tiene luz; no tiene los servicios básicos para la vida, por ejemplo no hay agua en la comunidad. Esto último fue producto de las exploraciones sísmicas que las compañías petroleras hicieron antes de comenzar a operar en el yacimiento, esto hizo que se secaran las napas de agua, se secaran vertientes, se dividieran napas de agua y otras se contaminaran con otros tipos de agua. Entonces hoy no tenemos los elementos básicos para vivir, para desarrollarnos, la gente no puede tener una huerta en su casa porque no tiene agua. Esto ha cambiado de gran manera la forma de vida y desarrollo de la gente de nuestra comunidad, lamentablemente tenemos esta realidad.

Desde hace un año y tres meses estoy presidiendo la comunidad, soy el Lonko, la autoridad política y principal de una comunidad.
- Con respecto a la organización y la lucha contra las petroleras: ¿Qué sucedió con YPF, previo a Repsol? ¿Cómo fue la llegada de Repsol YPF y de qué manera se fueron organizando para frenar este modelo de saqueo y explotación?
Martín: Cuando estaba YPF (Yacimiento Petrolíferos Fiscales) pudimos ver lo que significa tener una empresa estatal operando dentro de un territorio mapuche. YPF cuando era estatal nunca funcionó a favor de la gente del lugar, nunca generó beneficio, ni desarrollo en el lugar. En su momento, en los años ’80, vivían más de 35 niños en la comunidad, la empresa tenía más de 50 pozos petroleros, de gas y baterías y jamás brindó desarrollo a la gente del lugar, nunca cumplió ninguna norma ambiental. Hemos tenido grandísimos y gravísimas pérdidas de animales, de ganados, que es el sustento de las familias. YPF nunca construyó una posta sanitaria, nunca construyó una escuela, nunca se preocupó en darles educación a los niños. Por esto los 35 niños que había en su momento se criaron de forma analfabeta, nunca fueron a la escuela, y cuando cumplieron sus 20 años todos migraron a la ciudad en busca de nuevos horizontes porque ya los campos no daban para más, ni para seguir criando animales, cada vez estaban siendo más devastados por la explotación petrolera. Hoy por hoy esto es una realidad, tenemos el mayor porcentaje de población Mapuche de Neuquén en la ciudad, es el sector más carenciado y marginado. Cada vez que nuestros jóvenes migran a la ciudad pasan a abultar el número más grande de desocupación, de marginación y a formar parte de las políticas de asistencialismo de los gobiernos. Todo esto fue parte de lo que fue YPF en su momento, de no brindar posibilidades a los jóvenes, de no darles nuevas oportunidades, de negarles todo lo que en materia de desarrollo y beneficio como personas se podría haber logrado. Por esto nosotros, hoy por hoy, somos unos de los que decimos basta a la explotación petrolera, ya sea en manos de empresas trasnacionales o en manos de empresas estatales, porque los daños y consecuencias son exactamente las mismas. Tenemos suficientes fundamentos para decir no al modelo de la petrodependencia. Creemos que es tiempo de que los gobiernos, los estados, empiecen a aplicar nuevas políticas de desarrollo, que empiecen a optar por un nuevo modelo de desarrollo. Pienso que más allá de los gobiernos esto debería partir desde nosotros, desde los pueblos originarios, desde las organizaciones sociales, de la gente que está en contra de este sistema. El cambio tiene que partir de ahí porque los gobiernos, aunque tengan una apertura a un nuevo modelo, no lo van a implementar. Viendo la realidad en la cual estamos, creo que es un desafío que hoy nos toca. Podemos identificar a este gobierno que no es representativo, que hoy nos lleva a un corral sin salida que por algún lado va a reventar. Más allá de lo que viene sucediendo en los últimos años, este modelo nos está conduciendo a eso. Lo que podemos ver en Neuquén es que las empresas petroleras son inventoras de las políticas que está desarrollando el gobierno provincial de Neuquén. Sabemos que el gobierno ha sido garante de todas las concesiones a las empresas petroleras; ha sido garante de someter a nuestro pueblo a una explotación masiva; de reprimir los levantamientos, las organizaciones, las comunidades; de desplazarnos y quitarnos nuestros territorios; de concesionarles, por un lado, yacimientos petroleros; de concesionarles, por otro, miles de hectáreas para forestación a las mismas empresas petroleras. Al servirles de garante, las empresas petroleras no van a pagar servidumbre, no van a pagar mediación por 10 años. Esto fue en el 2002 y hasta el 2012 las empresas no van a pagar servidumbre dentro de la provincia, porque ésta es la garantía que el gobierno provincial les dio para que puedan operar dentro de la provincia. 
Nosotros como Mapuches podemos hacer una clara evaluación de lo que es tener una explotación petrolera, a una multinacional dentro de la provincia, ya que en Neuquén hay más de 10 empresas petroleras operando, que están saqueando. Están haciendo un saqueo a la vista de todo el mundo y nadie controla, nadie se preocupa. Cutral-Có y Plaza Huincul son dos ciudades creadas por la explotación petrolera desde hace más de 60 años, hay gente que ya se está muriendo de cáncer, se está muriendo de leucemia, los ríos están siendo contaminados por las empresas petroleras y mineras. Creo que hay que cambiar este modelo, hay que cambiar este sistema. 
A nosotros, por ser referentes de las comunidades nos ha tocado pasar por diferentes instancias. Yo tengo 26 años, de los cuales seis años los he dedicado pura y exclusivamente a la lucha Mapuche. En la actualidad tengo tres causas judiciales en mi contra por usurpación, por atentado a la autoridad, por atentado a la posesión de las empresas petroleras. Nosotros, cuando nos metemos en la militancia y sobretodo nosotros por ser Mapuches, por llevar la sangre dentro nuestro, nos hace reaccionar de diferente manera para no permitir más avasallamiento a nuestro pueblo, no permitir más sometimiento, tenemos que asumir nuestra defensa muchas veces y esas cosas nos juegan en contra. En los últimos meses ha habido una campaña del gobierno provincial y de las empresas petroleras en contra de mi persona, ya que me tienen identificado como una de las personas más conflictivas, más confrontadora. Esta campaña la han hecho contra mis hermanos, contra mi propia gente que, quizás, no miden las consecuencias, ante la necesidad se dejan comprar por dos chapas; por bolsas de alimentos; por un viaje de agua, que es algo vital que nosotros necesitamos para vivir. La gente, a cambio de esto, se presta para tirar abajo un proceso y esto es lo más jodido, lo peor, porque es nuestra gente.
Con la llegada de Repsol se dio todo un acontecimiento, ya que desde que se hizo el traspaso de la firma, la empresa llevó adelante un plan muy, muy amplio de explotación petrolera dentro del yacimiento de Loma de la Lata, que después se transformó en el yacimiento de gas más grande de Sud América. Hubo varias cosas que llevó adelante la organización del pueblo Mapuche de Neuquén en contra de la explotación petrolera. En el yacimiento de Loma de la Lata se encuentran dos comunidades Mapuches, la comunidad Paynemil (oro celeste) y la comunidad Kaxipayiñ (volver al origen), que se levantaron en contra de esta empresa multinacional. Teniendo a pocos metros a YPF y con la llegada de Repsol, los daños y las consecuencias fueron aún peores, empezaron a aparecer enfermedades en la salud de las personas, en los niños. Luego se hicieron estudios para investigar los impactos en la salud de las personas y se lograron comprobar altos porcentajes de metales pesados en sus cuerpos, como plomo, estaño, mercurio, etc. Esto nos llevó a todas las comunidades, las que veíamos que la explotación petrolera avanzaba hacia nuestro territorio, a organizarnos. En los últimos 10 años se han conformado más de 20 comunidades dentro de la provincia de Neuquén, en la actualidad somos alrededor de 60 comunidades organizadas, todas se organizaron ante los conflictos, ante los problemas. Creo que fue un buen proceso porque nos hizo madurar a todos, nos hizo ser más concientes de la realidad en que vivimos. Hoy por hoy, en nuestra comunidad no han podido avanzar, nosotros tenemos un proyecto paralizado de la empresa Apache Corporation desde hace ocho meses. Con todo el volumen de dinero que se mueve y se debería haber movido durante esos ocho meses, aún así está parada por propia decisión nuestra, de las comunidades, ya que la provincia los ha autorizado para poder entrar al yacimiento, pero nosotros no se lo hemos permitido.
Hoy los pueblos originarios han hecho valer sus derechos; que fueron escritos por los propios blancos, no Mapuches; que fue un compromiso de ellos; un reconocimiento de ellos y tienen que ser ellos quienes lo tienen que aplicar. Como te decía, tengo 3 causas judiciales en contra, ya tuvimos un juicio donde salimos absueltos y teníamos otro juicio en puerta en marzo de este año; organizamos toda una movida para denunciar al gobierno provincial lo que estaba pasando y como era un año electoral los jueces se declararon incompetentes. Las causas están en el Tribunal Superior de Justicia y todavía no hay nadie para resolver ese juicio. Somos nosotros los que estamos presionando para que se lleve adelante ese juicio y ojalá haya condena porque eso nos generaría un precedente, con todos los derechos que nosotros tenemos, sería bueno que haya una condena a una comunidad que ejerció su derecho. Creo que para nosotros esto es un gran desafío y el gobierno provincial lo sabe. 
Nuestra comunidad es una de las 6 comunidades que, desde hace 5 años, tiene personería jurídica a nivel nacional. Toda esta puja de poder entre el gobierno de la provincia y el presidente de la nación ha hecho que el gobierno de la provincia de Neuquén impugnara las personerías jurídicas que nosotros tenemos. Cuando nos entregó las personerías jurídicas sacó un decreto diciendo que no estaba facultado para entregar personería jurídica a comunidades de Neuquén, y a partir de ahí comenzó todo un proceso administrativo. El Ministerio de Desarrollo Social de la nación presentó un recurso con sentencia firme de que las personerías jurídicas que nosotros teníamos son legítimas, esto fue en diciembre de 2005. En mayo de 2006 la fiscalía del gobierno de Neuquén presentó un juicio en la Corte Suprema por las 6 personerías jurídicas. Uno dice 6 personerías jurídicas, seis comunidades, pero cuando se preguntan quiénes son esas comunidades, somos la comunidad de Lonko Purran, Wiñoy Folil, Gelay Ko, tres comunidades que tenemos explotación petrolera y minera dentro del territorio y no les hemos permitido avanzar, entonces se refleja claramente por dónde pasa el interés del gobierno provincial de invalidar las personerías jurídicas.
Hoy por hoy somos, dentro de la provincia, el enemigo del gobierno, enemigos del poder. Entonces siempre se nos acusa que estamos en contra del desarrollo, en contra del progreso, que perjudicamos a la sociedad trabajadora a la hora de parar los yacimientos y no permitir la explotación petrolera.
- ¿Cómo es la organización entre las comunidades? ¿Existen encuentros? ¿Va de la mano el proceso de lucha del proceso de recuperación de identidad?
Martín: Creo que el proceso de lucha del pueblo Mapuche de Neuquén va en crecimiento, va a paso firme en la recuperación de la identidad, y esto se ha visto reflejado en los últimos años. Se conformaron más de 20 comunidades, 35 son reconocidas y las restantes no, llegamos a ser aproximadamente más de 60 comunidades. Las 6 comunidades a las que se nos ha impugnado la personería jurídica hace 7 años que nos venimos organizando, el resto que son alrededor de 25 comunidades, también sin personería jurídica, vienen organizándose defendiendo el territorio. El recuperar nuestra identidad es recuperar todo, todo lo que engloba ser Mapuche, el hecho de tener una cosmovisión distinta, llevar adelante prácticas culturales, etc. Esto es lo que llevó a nuestro pueblo a fortalecerse, a fortalecer nuestra identidad. La Confederación de Organizaciones Mapuche (COM), la institución política que nuclea a estas 60 comunidades de la provincia de Neuquén, en los últimos 10 años viene llevando un proceso muy importante de crecimiento de formación política en las comunidades. 
En el año 2006 se reformó la constitución provincial, sobre la cual estuvimos trabajando todo el 2005 en función de decir qué queremos, nosotros, los Mapuches como reconocimiento. Hicimos una serie de talleres en la provincia de Neuquén en los que participaron estas 60 comunidades, debatimos entre todos: ¿qué es lo que queremos? ¿hacia dónde queremos apuntar, nosotros, los Mapuches? Creo que esto ha sido un claro avance. 
Hace poquito, inauguramos la primera AM Mapuche intercultural, creo que es algo fundamental para fortalecer el movimiento Mapuche. Se creó con la necesidad de fortalecer nuestro pueblo, de difundir nuestra lucha, de llamar a concientizar a toda la sociedad no Mapuche y a nuestros propios hermanos que están en ese proceso de reasumir su identidad, su cultura, y un buen medio es una radio. La misma cubre alrededor de 600 Km a la redonda y podemos entrar al estado de Chile. Hay tres comunidades que ya tienen su FM dentro de su comunidad, a partir de la inauguración de esta AM 800 vamos a trabajar enlazados para lograr cubrir más lugares, más espacios. Además, nuestra comunidad y la organización Fiske Nehuen, otra organización de base que estamos formando en Cutral-Có, apuntamos en este año 2007 a formar otra Radio FM y poder hacer un trabajo de concientización con la sociedad y difundir toda esta problemática que es tan difícil y que todo el mundo cuestiona. 
Los medios masivos de comunicación están al servicio de las multinacionales, del poder de turno y lógicamente nunca va a salir una noticia o información de nuestros lugares, de nuestro pueblo. Entonces, los medios los tenemos que generar nosotros mismos y crear la capacidad de sostenerlos; justamente, a través de un medio de comunicación, porque es una de las herramientas fundamentales en todo el mundo a la hora de difundir y denunciar todo lo que está pasando. 
Es por esto que creemos que vamos en un proceso de avance, de fortalecimiento de nuestro pueblo en todos los sentidos. Somos concientes que a este sistema lo tenemos que cambiar entre todos, tenemos que fortalecer un espacio intercultural, tenemos que transformar al estado, tenemos que transformar el sistema de justicia, el sistema educativo, tenemos que apuntar a que el gobierno reconozca a nuestras autoridades políticas como tales y no como simples militantes sino que se nos pueda reconocer como lo que somos: autoridades originarias. Apuntamos a esto en todos los sentidos; apuntamos a defender nuestros recursos naturales; apuntamos a manejar una política intercultural, donde podamos relacionarnos, respetarnos con la sociedad no Mapuche y podamos fortalecer un espacio que nos nuclee a todos, que nos represente a todos, y que no sean unos los que impongan a otros un tipo de política sino que la política la tenemos que construir entre todos si queremos cambiar este modelo, este sistema. 
La reforma de la constitución provincial; el haber incorporado el derecho del pueblo Mapuche en la provincia de Neuquén; que el gobierno provincial, a pesar de todo el negamiento que existe, nos reconozca y diga que el pueblo Mapuche es preexistente al estado provincial, al estado nacional, por lo cual el estado provincial va respetar nuestra personería jurídica, va a reconocer nuestro territorio, nos va a entregar nuevos territorios aptos y suficientes para el desarrollo, va a reconocer nuestra educación, va a reconocer nuestra preexistencia; todo esto, para nosotros,  es un avance. En función de esto, en el mes de junio como pueblo Mapuche en la provincia de Neuquén inauguramos un registro civil Mapuche, único en el país. Nosotros vamos a inscribir a nuestros niños, vamos a hacer adiciones de apellidos de nuestros mayores porque una de las estrategias que utilizó el gobierno durante muchísimos años, como una forma de terminar con nuestra cultura, fue la imposición de apellidos. 
Hoy por hoy, apuntamos a fortalecer nuestra identidad en este sentido y a retomar nuestra identidad, nuestro tvgun, nuestro kvpan, nuestro origen. Entonces ¿cómo retomar ese conocimiento que nos fue quitado, que nos fue arrebatado? Como pueblo originario tenemos que ser nosotros quienes promovamos ese cambio, porque tiene que salir de nosotros poder generar propuestas de cambio, si esperamos del gobierno eso nunca va a pasar.
-¿Cuándo fue la reforma de la constitución de la provincia de Neuquén? ¿Cómo fue ese cambio? La incorporación de los derechos del pueblo Mapuche a la constitución ¿fue a partir de un consenso con los Mapuche o fue parte de la misma lucha?
Martín: esto fue a finales del 2005, cuando el Gobernador de la provincia de Neuquén, Jorge Sobich, sacó un decreto para reformar la constitución provincial. Por supuesto lo que le interesaba reformar no era incorporar el derecho del pueblo Mapuche a la constitución, sino lo que quería era blanquear los nuevos contratos con las empresas petroleras, crear una nueva legislación en función de la explotación petrolera, reformar el sistema de justicia, estos eran los dos temas que el gobierno provincial pretendía reformar, lo tenía que hacer a través del llamado a una convención constituyente. Entonces se dio todo un proceso de organización, donde todos los sectores, las organizaciones sociales, denunciaron esta nueva reforma de la constitución porque se decía que no se estaba consultando a la gente, que la convención de la nueva constitución tenía solamente olor a petróleo, olor a injusticia, ya que quería tener al sistema de justicia de su lado eligiendo los jueces. 
A finales del 2005 tuvimos desencuentros con algunos sectores, por posiciones políticas, porque confundían nuestra posición con la del gobierno provincial, y decían que nosotros estábamos con el gobierno provincial, con el gobierno que los jodió durante 30 años, que estábamos a favor de esa constitución. Nosotros no estábamos a favor de lo que el gobierno pretendía reformar pero nosotros, como Mapuches, creemos que es necesaria una transformación dentro del sistema, nuestros derechos no estaban dentro de esa constitución y tenían que estar.  Nosotros consideramos que hay que transformar el sistema de justicia, el sistema educativo, que son los principios básicos para ser un pueblo. Entramos muchas veces en disidencia porque confundían nuestra posición, nos decían que el reconocimiento de los derechos del pueblo Mapuche se puede hacer a través de una enmienda, no a través de una reforma de la constitución. Nosotros decíamos que a través de una enmienda se puede reformar un tema y no lo que nosotros pretendemos que se reforme, que es todo en función de que se nos reconozca como un pueblo. 
En el verano del 2006, mientras todos estaban de vacaciones alejados de la provincia, el gobierno provincial estaba reformando la constitución. En el mes de febrero se terminó de reformar la constitución provincial y lo que nosotros pretendíamos que se reforme en esa constitución no iba  a ser incluido, el gobierno sólo iba a poner el mismo artículo que estaba antes, incorporándolo a la constitución actual en ese momento. Nosotros decíamos que debía reconocer lo que nosotros exigíamos o por lo menos si es una reforma de avanzada debiera ser un reconocimiento más amplio del que existe en la constitución nacional, el artículo 75 y 76. 
Nosotros llevamos adelante una convención paralela el último día en el que se iba a sancionar la nueva constitución, la llamamos “Convención de los derechos de los excluidos”. Llamamos a todos los sectores que no se consideraban parte de esa reforma que se estaba haciendo. La convención la hicimos en el aula magna de la Universidad del Comahue, a tres cuadras de donde se estaba reformando la constitución, donde estaba todo el poder. Vinieron todos los sectores, los discapacitados, los maestros, los organismos de derechos humanos, todos los que no se sentían parte de esa constitución. Hicimos una movida a nivel nacional, en el sentido de llevar gente con renombre como Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz; gente comprometida con la lucha social como Pino Solanas; el Obispo principal de la Iglesia Católica de Neuquén; la secretaría de Derechos Humanos de la Nación; también hubo muchísimos sectores de autoconvocados en apoyo a nuestra demanda. 
Nosotros, una semana antes nos movilizamos,  habíamos ido a presionar para que se incorporen nuestros derechos en la constitución y mandaron a la policía a reprimirnos. El último día cuando se cerraba la convención y nuestros derechos quedaban afuera, nos movilizamos hasta el Consejo Deliberante de la Municipalidad de Neuquén, donde se estaba llevando adelante la convención. Se había hecho toda una movida, nadie entendía nada. Salieron todos, el gobernador, los convencionales, a abrirles las puertas a nuestros Lonkos, a Pino Solanas, a Pérez Esquivel, al Obispado. Dieron la orden de sacar a la policía porque supuestamente estaba Dios y estaba La Paz, por el Obispo y Pérez Esquivel, y que iban a ver como se discutían los derechos de pueblo Mapuche. Se hicieron las 23hs y se pasó a un cuarto intermedio para el día siguiente, que era un día sábado. Ese día se cerraba la convención y se tuvo que alargar un día más solo para tratar los derechos del pueblo Mapuche. Para nosotros fue todo un logro porque se discutieron todo un día los derechos del Pueblo Mapuche y se incorporaron nuestros derechos.
- A partir de la lucha contra las petroleras ¿Cómo es la relación con la sociedad no Mapuche? ¿Y de qué manera se da la articulación?
Martín: en Neuquén se da un caso muy particular, en las diferentes ciudades de la provincia tenemos una clara y firme relación con todos los sectores sociales; ya sean organizaciones piqueteras; organismos de derechos humanos; con la gente de los gremios que llevaron una lucha fuerte de muchos años, a la que la separamos de la gente de los gremios petroleros, que es muy fuerte en la provincia de Neuquén; en ese sentido estamos con el sector más vulnerable. 
En los últimos años se ha reflejado algo nunca visto, que el gobierno, a través de la famosa alianza estratégica con las petroleras, retirara a los trabajadores de los yacimientos y los mandara a reprimir a los docentes que estaban llevando adelante protestas. Los maestros, antes de que empiecen las clases, crearon medidas de fuerza por aumento de salario y mejoras de las condiciones laborales. El sector petrolero sacó a los trabajadores y los mandó a reprimir, fueron con palos, armas de fuego, a sacar a los maestros de la calle ya que estaban impidiendo el acceso a la destilería. El gobierno salía por los medios lavándose las manos diciendo que es un problema de la gente y lo resolvía la gente. Eso, en ese momento, nos llamó a la unidad, porque después caímos los Mapuches, todos los sectores, los movimientos, a apoyar la lucha de los maestros y repudiar todo el accionar que había pasado. La unidad siempre está. También con la gente de Zanon, que es un movimiento fuerte en la provincia de Neuquén; se ha tomado como experiencia su lucha y nosotros fuimos parte también. Cuando los obreros tomaron la fábrica, hubo represión; cuando intentaron desalojarlos, siempre los Mapuches estábamos ahí. Hemos ido fortaleciendo el proceso organizativo y de articulación. En la programación de la radio AM 800 están todos los sectores, cada uno tiene su programación, no está solo la voz del pueblo  Mapuche, sino que está la voz de toda una sociedad que denuncia y está en contra de este sistema. Como comunidad apuntamos a fortalecer las organizaciones, apostamos a la autogestión, al autodesarrollo, a fortalecer nuestra organización que quizá es lo más difícil.
-A partir de toda esta lucha ¿Qué conflictos tuvieron dentro de la comunidad?
Martín: en los últimos meses he podido tener una clara experiencia en la lucha y sobre todo pude ver la parte sucia del gobierno, la parte sucia de las petroleras, sus intenciones. Hoy soy una de las personas más identificadas, más opositoras, que confronta con el gobierno y con las petroleras, porque más de una vez cayeron a verme, a querer sobornarme, diciéndome: “Martín ¿por qué no pensás en vos?, olvidate de la gente y pensá en tu familia, te reservamos un buen puesto de trabajo en la compañía”, etc. Tener 26 años, ser Mapuche y sostener una política en contra de las petroleras no es fácil, me he capacitado, me he formado en lo que a medio ambiente se refiere. Creo que son armas que uno fue tomando para poder discutir con las empresas y con el gobierno. Ellos saben que tienen dos opciones: denunciarte o aguantarte; por otro lado, sobornarte y ponerte del lado de ellos; pero nada de eso han conseguido conmigo. Desde el año 2004 vengo sosteniendo una lucha, una presión muy fuerte hacia mi persona, he tenido persecuciones, he tenido amenazas. Las causas judiciales son parte del proceso, hay cosas peores que me toca bancar. 
En ese mismo año, 2004, llevamos acciones adelante paralizando el yacimiento que desde hace ocho meses tenemos parado. Había poca gente en la comunidad porque la mayoría se había trasladado a hacer las veranadas, como todos los años. Como la gente vive de los animales, en el mes de diciembre se trasladan a ciento y pico de kilómetros, por unos cuatro meses, a donde hay agua, y cambian pasturas para esos animales. En los momentos de travesía la empresa aprovecha para avanzar porque la gente no está. La empresa, ese año, en el mes de diciembre, pretendía avanzar haciendo 9 pozos en nueve locaciones. Nosotros, ante la primera apertura de locación que hicieron, fuimos a pararlos, paramos una semana el yacimiento. El día 28 de diciembre nos fueron a reprimir, fue una represión muy, muy fuerte, en la que se encontraban hermanos Mapuches de la ciudad que nos habían ido a apoyar, los cuales pertenecían al grupo de apoyo al pueblo Mapuche. El día de la represión recibimos golpes, a mi madre de 70 años un comisario la arrastró por el suelo, también hubo gente con heridas de balas de goma. Lo más grave es que a un hermano de la ciudad que había venido a apoyarnos, le pegaron un escopetazo, una perdigonada en su pantorrilla, estuvo cerca de 25 días internado y por suerte se recuperó bien. Nosotros no creíamos que iba a quedar bien por la forma en que le lastimaron la pierna, pero se recuperó bien. Después lo que hizo esta persona fue haberse confundido aceptando los sobornos de la compañía. Lo que yo no acepté, él sí aceptó. Luego salió a denunciarme, acusándome e iniciando una causa penal por abandono de persona, exigiendo el pago de cien mil dólares por esa pierna. Estos son los golpes más bajos que uno recibe y que muchas veces uno no los recibe de las petroleras, sino de nuestros propios hermanos que se dejan comprar, son vulnerables a la política de las petroleras y del gobierno. Es acá donde se tira todo un proceso de trabajo, de lucha, de resistencia. Es muy triste andar pensando en lo que un hermano anda diciendo. El sale por la tele, por las radios, por los medios que uno sabe a quienes responden, y lo muestran diciendo que le tengo que pagar por lo que “hice”, por haberlo llevado, y yo no lo llevé, ni lo obligué. Quien tiene trabajo de base o se ha formado dentro de una organización, sabe que cuando uno va a apoyar una lucha, va justamente a eso, a apoyarla, vas conciente de la realidad que se está viviendo, conciente de lo que te pueda pasar, sino quedate en tu casa.  Esto es lo más triste porque a esta persona, ahora, la utilizan el gobierno y las empresas para salir a denunciarme a mí diciendo que soy responsable de la represión y que yo tengo que pagar 100.000 dólares por su pierna cuando en realidad el que tiene que pagar es el estado y las empresas multinacionales. Entonces la pregunta sería: ¿Cómo identificamos al enemigo? ¿Quién es nuestro enemigo? Yo no puedo ponerme a la altura de él y salir a denunciarlo, cada vez que salgo a hablar denuncio a las petroleras y el gobierno. Lo que está haciendo el peñi es hacer caso a las letras en contra nuestra que le tira el gobierno provincial y las petroleras. 
Nosotros damos todo para venir a este tipo de capacitación, a este tipo de encuentros, en el sentido de fortalecernos y adquirir conocimientos, donde hay intercambio de experiencias de luchas. Dejamos nuestras familias, nuestros hogares porque entendemos que esto es la militancia y luchar por un mundo mejor. Entonces nos cuesta mucho poder hablar de una persona, ya que hay muchas cosas que están por encima de eso.
-¿Cómo reacciona la comunidad de Lonko Purran ante este hecho y ante esta acusación?

Martín: Por un lado, en apoyo y por otro lado en contra, porque en su momento  cuando se hizo la acción en el 2004 nos vinieron a apoyar directamente. En ese momento, yo era Werken (vocero) de la comunidad y me responsabilizaron a mí por llevar gente que no pertenecía a la comunidad a esa acción. Yo asumí ese compromiso, asumí esa responsabilidad. Hace un año y tres meses que me eligieron Lonko de la comunidad y por eso me hago mucho más responsable ahora de la que pasó y lo que va a pasar. Hoy por hoy, la realidad que vive la comunidad es muy jodida porque hay gente que no tiene los servicios básicos para vivir. Ante la necesidad la gente cree lo que les dicen las empresas, aceptan lo que les ofrecen las compañías, es decir un puesto de trabajo en función de que digan algo en contra mío, por ejemplo el Lonko cobró servidumbre, el Lonko está haciendo esto o lo otro. Por un lado, hay gente conciente y por otro hay gente que se presta, justamente, por la necesidad en la que se encuentra. Esto lo entiendo pero no comparto el aceptar y ser parte de ese juego porque por ejemplo YPF estatal (Yacimientos Petrolíferos Fiscales) cuando estuvo nunca construyó una escuela, nunca construyó una posta sanitaria, nunca construyó nada en beneficio de la comunidad. Desde que asumí como Lonko de la comunidad, me he esforzado por conseguir recursos para la comunidad. Conseguimos un proyecto de criadero de Choike para preservar esta especie que se relaciona con nuestra cultura, es un ñandú que había migrado por la explotación petrolera, había desaparecido del lugar. Al criadero lo montamos arriba del lugar donde la empresa iba a hacer una locación. También conseguimos recursos para construir un salón comunitario, un salón de uso múltiple para la comunidad y también lo montamos arriba de donde se iba a hacer una locación. La gente de la compañía venía con el escribano diciendo: “ahí va a ir el peine 9, ahí va a ir el peine 11, ¿por qué hicieron eso? ¿Ustedes tomaron las coordenadas?” Sí las tomamos, pero antes que eso preferimos que haya un criadero y un salón comunitario. Ante esto la empresa se esmera en poder hacernos pedazos, en desequilibrar nuestra lucha, en crear desconfiabilidad, confusión en la gente de la sociedad que ni siquiera es parte de la comunidad, por ejemplo ven que se construyó el salón comunitario o el criadero de Choike y la empresa dice: “eso lo pagó la empresa por eso se construyó”, cuando en realidad son recursos que conseguimos a través de organizaciones hermanas que nos vienen apoyando para fortalecer la lucha de la comunidad. 

-¿Cómo está la causa? ¿Reciben apoyo de los organismos de Derechos Humanos?
Martín: Hasta donde yo se, esta persona ha iniciado una causa penal en mi contra y se que se ha entrevistado con gente de derechos humanos, que ha tenido oportunidad de entrevistarse con diferentes sectores. Cada vez que hay un encuentro de este tipo seguramente se aparece a denunciar a Martín Maliqueo de la comunidad de Lonko Purran y dice que le tengo que pagar 100.000 dólares. Ante esto las propias organizaciones tienen un alto grado de madurez, en el sentido de saber quién es esta persona y quién soy yo. Lo pueden identificar claramente y de hecho nunca me han llamado de los organismos de derechos humanos, ni de la justicia, ni de ningún sector para que me pronuncie a favor o en contra de la demanda de esta persona. Cualquier persona que está en un movimiento se da cuenta, más que nada es un circo mediático.
-A partir de lo que venías diciendo de YPF estatal y tu participación en el encuentro que se hizo en Gral. Mosconi, Salta ¿Cómo ves la lucha que la UTD (Unión de Trabajadores Desocupados) está llevando a cabo y su visión con respecto a la nacionalización del petróleo?
Martín: creo que los acontecimientos que llevaron a la UTD a resurgir como organización, como movimiento en Salta, a través de los corte de rutas, de lo que fue sucediendo con las represiones, las muertes, etc.; y que el gobierno haya intentado poner paños fríos a esa situación; el hecho que ellos hayan seguido organizados a través del tiempo y se sigan fortaleciendo me parece un avance y muy bueno el proceso de lucha que fueron encarando. Sostener la organización me parece importante. Si tomo como ejemplo las primeras puebladas de Cutral-Có y Plaza Huincul en el año 96 y 97, donde se movilizaron más de 30.000 personas, donde también hubo una muerte, pasaron cosas muy grosas. El gobierno que asumió en ese momento sigue hasta hoy y me pregunto: ¿Qué pasó con esas organizaciones? El movimiento en ese momento se organizó y ahora está disuelto, ¿Por qué está disuelto? Porque están todos trabajando dentro de las petroleras y eso terminó con el problema. En este sentido valoro a los compañeros de la UTD por haber sostenido su posición de cambiar el modelo, más allá que tengan compañeros de la organización trabajando dentro de las petroleras, me parece importante que hayan sostenido la organización. Por otro lado no comparto la política de seguir dependiendo de las petroleras, de seguir pensando que se vayan las empresas privadas y vuelva a ser una empresa estatal porque nosotros podemos mostrar con ejemplos lo que fue tener una empresa estatal dentro de nuestro territorio y que jamás haya habido progreso. Hace un mes atrás estuve en Ecuador, ahí tienen a la empresa Petroecuador, una empresa supuestamente estatal, que es más o tan contaminante como las empresas multinacionales que están operando en Ecuador. Son impresionantes los derrames. Es impresionante cómo el gobierno está trabajando con las petroleras  y cómo la empresa estatal trabaja con los militares, con la policía. Es terrible porque estamos hablando de la vida de seres humanos, como los destruyen. Dejando de lado si somos Mapuche o pueblos Originarios, estamos hablando de la salud, las empresas están atentando contra la vida, por eso no comparto la posición  de que se nacionalice los hidrocarburos. Antes de juntar un millón de firmas para nacionalizar de los hidrocarburos creo que se debería estar juntando firmas para cambiar el modelo.
Noviembre de 2006

Nuevos diálogos con Martín Maliqueo
-Contános como están los conflictos petroleros en la provincia y qué desafíos enfrentan como pueblo mapuche.
Martín: la provincia de Neuquén es una de las más productoras de hidrocarburos en la Argentina. Y esos recursos se encuentran dentro de nuestro territorio. En función de eso es que hemos vivido procesos de resistencia, de denuncia por parte de multinacionales hacia nuestro pueblo, porque allí no gobierna el gobernador, sino las petroleras, los capitales extranjeros. Lo único que hacen los gobernantes de turno es recibir órdenes y amoldarse a las políticas que traen las empresas multinacionales. Hoy hay represiones, hay causas judiciales, las empresas entran al territorio con total impunidad, pagan a los jueces para sacar resoluciones en contra de quien demanda un derecho. 
Lo que no lograron hace 200 años, exterminarnos con el poder de la cruz y la espada, hoy por hoy lo quieren hacer a través de la muerte cultural y de nuestra identidad. Nos quieren someter a una política que es ajena a la nuestra. Como pueblo mapuche de Neuquén, dado el proceso de resistencia, en los últimos meses se ha conformado un consejo zonal de lonkos, de autoridades mapuche, para defender el territorio. En ese proceso de construcción entendemos que es importante juntarnos como mapuche, elaborar propuestas y estrategias en común. La resistencia no la podemos seguir llevando en forma aislada en nuestro territorio, tenemos que unificar nuestra fuerza para poder hacer frente a este modelo y a esta política. 
Este consejo zonal surge de ver cómo nuestro territorio está siendo avasallado, de cómo las políticas de las petroleras y de la complicidad de los gobiernos avanzan sobre nuestro territorio. Frente a esto, hemos tratado de organizarnos, de elaborar propuestas, alternativas. Estamos trabajando en la elaboración de directrices mapuche, de tener en cuenta cómo nosotros entendemos nuestro territorio, qué significa territorio para nuestra concepción de ser mapuche. Las directrices permiten fundamentar nuestros conocimientos que hacen a nuestro ser.  Y estas directrices permiten fundamentar en un papel, a través de normas jurídicas y políticas, nuestra posición para decirle al estado, a las petroleras, porqué queremos recuperar nuestro territorio. Existen muchos espacios sagrados que están siendo apropiados, saqueados por distintos intereses de poder y es necesario recuperarlos. Es necesario crear herramientas para sostener nuestra lucha. En ese proceso, es importante la participación de la sociedad no mapuche, aunque hasta ahora la sociedad no ha reaccionado, ve los problemas relacionados con las petroleras como un problema de los mapuches. Y en realidad el problema es para todos, es un problema universal. Hoy tenemos que promover la concientización, la información, ya que los medios masivos de comunicación están al servicio de las petroleras. En Neuquén la radio LU 5, de mucho alcance, tiene el auspicio de Repsol YPF. Entonces, ¿qué información va a pasar de nosotros cuando denunciamos que Repsol está contaminando nuestro territorio? Las multinacionales se han apropiado de las herramientas que mejor podríamos utilizar para defendernos. Tenemos que promover políticas de cambios porque este sistema ya colapsó. Tenemos que trabajar en ver cómo defendemos nuestro territorio como mapuche y ver cómo defendemos entre todos, la biodiversidad y otras riquezas. 
En Neuquén, las petroleras, como Chevrón Texaco Repsol YPF, tienen casi 20.000 has. en la cordillera, que se ha forestado casi en un 70%. Hay que ponerle un freno a tanta violencia sobre el territorio.  
  -¿En qué situación está el proceso judicial con las petroleras?
Martín: este proceso judicial viene del año 2000/2001, cuando la comunidad se organiza. Ante la llegada de la explotación petrolera a nuestro territorio, nosotros decidimos parar a las petroleras, bloquear los caminos y los accesos, que son las reacciones inmediatas frente a un conflicto. Producto de esas movilizaciones, de esas acciones directas, fuimos denunciados por las petroleras en dos juzgados distintos, acusándonos de usurpación y turbación a la posesión. Estas denuncias derivaron en un juzgado de Cutral-Có. Se resolvió en primera instancia en el 2005, fue un juicio oral y público. La fiscal se abstuvo de pedir condena y la jueza nos absolvió de culpa y cargo. Eso fue en un primer juicio en el 2005. 
No sabíamos que esta denuncia había ido a parar a dos juzgados distintos. Al año siguiente, recibimos otra notificación donde se nos decía que teníamos fecha para declarar por la causa de usurpación y turbación. Eran causas de los años 2000/2001. Quien había patrocinado la causa era un abogado de Cutral-Có que abandonó la causa a mitad del proceso. Nosotros desconocíamos ese juicio. Tuvimos que nombrar nuevos abogados defensores. El año pasado (2006) se nos empezó a notificar que teníamos audiencia para juicio. En dos oportunidades el juicio se suspendió porque los jueces se declararon incompetentes. Entonces la causa fue elevada al Superior Tribunal de Justicia y terminó designando una Cámara especial para llevar adelante este juicio, que fue en junio de este año. Fue un proceso bastante complicado porque no esperábamos que pudiera ser para tanto porque ellos suspendieron el juicio en dos oportunidades, nadie reclamó nada, nadie denunció nada de porqué se declararon incompetentes los jueces. Cuando regreso de un viaje, después de haber participado del Foro Permanente sobre Cuestiones Indígenas en la ONU en carácter de observador, en Ezeiza me encuentro con un pedido de captura y una orden de detención. Estuve dos días y una noche detenido en Buenos Aires, hasta que me trasladaron a Neuquén y ahí me notificaron de una nueva audiencia para juicio.
-¿Qué cambios se produjeron en el proceso judicial con la reforma de la Constitución provincial?
Martín: en función del reconocimiento del pueblo mapuche en la constitución, se resolvió el juicio en el mes de junio de 2007. Los jueces entendieron que había una normativa jurídica que nos amparaba y nos reconocía. Y así nos terminó absolviendo de culpa y cargo de los hechos que nos imputaban, usurpación y turbación a la posesión. Previamente al juicio, una semana antes de que se iniciara, nosotros bloqueamos un yacimiento petrolero en mi comunidad, en manos de la compañía Apache Corporation. Y luego de cuatro meses de haberse realizado el juicio, el yacimiento sigue parado. Decidimos ponerle una tranquera, ponerle candado y ahí no entra nadie más. Ahí hay una planta compresora de gas que produce 150.000 m. cúbicos diarios, que está parada. Esta puede ser una herramienta que puede ser tenida en cuenta por otras comunidades. De hecho hoy en Neuquén hay varias comunidades en conflicto y hay dos que han tomado la misma iniciativa de poner tranquera y candado, entendiendo que hoy existe un marco jurídico que nos ampara y reconoce.
Septiembre de 2007

-Entrevistas realizadas por Martín Vidal, integrante del Equipo de Educación popular “Pañuelos en Rebeldía”
- Fotos tomadas por Hernán Scandizzo periodista e  integrante del Colectivo Indymedia Argentina, Sección Pueblos Originarios.